
25 Ene Ya dormirás cuando crezca
¿Por qué nos resignamos a no dormir?
Cuantas veces al ser madres hemos escuchado la frase
“Ya dormirás cuando crezca”
Y en parte tienen razón, primero dejamos de dormir bien durante los últimos meses de embarazo, algunas embarazadas incluso antes.
Cuando nace el bebé escuchamos “duerme cuando duerma el bebé”, pero la mayoría de la veces preferimos avanzar tareas pendientes. Llega la noche y te encuentras, en el mejor de los casos, despertándote cada 2-3 horas para alimentar al bebé o incluso haciendo colecho de emergencia (si no va con tus convicciones es muy duro), para poder “dormir” unas horas.
Pasados los primeros meses, comienza a espaciar la tomas nocturnas, o no, todo depende del niño, y nosotros con las ojeras llegándonos al suelo.
Entonces es cuando te dicen “ya dormirás cuando crezca”, claro que si, el sueño es madurativo y poco a poco nuestro bebé irá espaciando las tomas, alargando las horas de sueño nocturno, acostándose antes… y aprenderá a enlazar un ciclo de sueño con otro.
¿Pero vamos al ritmo de nuestros hijos o queremos que ellos se adapten a nosotros?
Durante los primeros meses el bebé no diferencia entre noche y día, a partir de los 5 meses ya tiene un patrón más o menos regular de siestas. A esta edad duermen unas 11 horas de noche y 3 siestas durante el día. Su horario para despertar es entre las 6:00h y las 7:30h. Hagamos el cálculo, debería estar dormido entre las 19:00h y las 20:30h. Comenzar la rutina de sueño media hora antes.
Y si además no han dicho “que no duerma mucho de día y así llegara cansado a la noche”, dejaremos pasar las señales de sueño de nuestro hijo y nos encontraremos un bebé sobrecansado que no puede conciliar el sueño. Habrá pasado un día malhumorado e irritable y tu estarás agotado. Al no descansar durante el día y llegar muy cansado, no dormirá mejor, por el contrario, aumentarán los despertares y estará más inquieto.
Pero y ¿qué pasa si no dormimos las suficientes horas?
El sueño es de vital importancia tanto para niños como para adultos.
Nuestro sueño es un complejo exquisito, metabólicamente activo y deliberadamente ordenado en etapas únicas. Cada etapa del sueño ofrece beneficios cerebrales distintos a diferentes horas de la noche. Perder cualquiera de ellos causará un deterioro cerebral.
Por otro lado, los resultados experimentales de Jenkins y Dallenbach, que se han replicado con posterioridad en numerosas ocasiones, demuestran que el sueño aporta un beneficio de retención de memoria de entre el 20% y el 40%.
Dormir de forma habitual menos de 6 o 7 horas en adultos, destroza tu sistema inmunitario y multiplica el riesgo de padecer cáncer. Un sueño inadecuado altera los niveles de azúcar en sangre y aumenta las probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares. No dormir lo suficiente aumenta la concentración de una hormona que te hace sentir hambriento y suprime otra que te avisa que estas saciado, siendo una de las causas de muchos problemas de peso de adultos y niños. (Epidemiología del sueño y la obesidad)
Por lo tanto, ¿estamos descuidando nuestra salud? tanto es así que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha declarado epidemia de pérdida de sueño en las naciones industrializadas.
En 2004 una encuesta realizada por la Fundación Nacional de Sueño en Estados Unidos encontró que:
- El 50% de los padres creen que sus hijos no duermen lo suficiente.
- El 50% de los padres con lactantes creen que sus hijos dormían lo suficiente, pero 34% de padres de niños en edad preescolar creen que no dormían lo suficiente y el 25% de los padres de niños en edad escolar creen que no están durmiendo según sus necesidades.
Pero centremonos en qué beneficios tiene dormir:
- Dormir mejora nuestra capacidad de aprender, memorizar, tomar decisiones.
- Cuida de nuestra salud psicológica y recalibrarlo nuestros circuitos cerebrales emocionales.
- Los sueños activan nuestra creatividad.
- Previene las infecciones y evita enfermedades.
- Contribuye a regular nuestro apetito.
- Mantiene una microbios floreciente dentro de tu intestino.
- Disminuye la presión arterial.
Todo ello junto con una dieta equilibrada y el ejercicio es de vital importancia, no solo el sueño repercute en nuestra salud, también nuestra forma de vida.
Entonces, ¿por qué cuando somos padres nos resignamos a no dormir?
La respuesta es fácil, nuestros hijos tarde o temprano crecerán y podremos recuperar nuestras noches de sueño, o no, serán adolescentes y otras preocupaciones no nos dejarán conciliar el sueño.
Por lo tanto, al ser algo temporal no le damos la importancia que de verdad tiene. Las horas de sueño perdidas durante esos años no las vamos a recuperar, una cosa es la deuda de sueño de una noche de fiesta, y otra toda la infancia de nuestro hijo.
¿Sabías que la deuda de sueño de los 3 primero años de vida no es recuperable?
En sus primeros dos años los bebés duermen más del 60% del tiempo. No solo es importante dormir bien para crecer, los niños segregan la hormona del crecimiento durante la noche (aunque la genética tiene mucho ver), también mejora la atención y el rendimiento escolar, ayuda a aumentar la memoria. El sueño afecta positivamente el desarrollo neuronal tan importante a tan temprana edad.
Así que sabiendo todo esto…
¿Quieres disfrutar de ese merecido descanso?
¿Y además cuidar tu salud y la de tu familia?
Contacta conmigo
estaré encanta de poder ayudarte
Bibliografía: Por qué dormimos: LA NUEVA CIENCIA DEL SUEÑO (ENSAYO)